Con la chulería que le embarga, Pedro Sánchez y su familia se han ido hasta Marruecos entre el aplauso total de los medios informativos alauitas, porque, dicen, «es una prueba más de que su giro en la cuestión del Sáhara es firme y permanente…».
La nota de la Presidencia del Gobierno subraya que es un viaje pagado por Sánchez (sic) cuando nadie había pedido dicha explicación.
Marruecos es demasiado arroz para el pollo Sánchez; estoy convencido de que más pronto que tarde sabremos lo que subyace en Pegasus. Además del jefe del Gobierno en funciones, también han ido recientemente al país magrebí los ministros Marlaska y Planas. Hasta la fecha habrá que reconocer que todos los impensables órdagos del chuleta de Tetuán le han salido a pedir de boca. Pero la baraka nunca es eterna.
Si Sánchez tuviera un mínimo de sensibilidad social de la que tanto presume podría haber escogido algún lugar paradisíaco de la inmortal y despoblada Soria. Además de ahorrar una pasta al contribuyente, por una vez podríamos creer algo de lo que dice.
El partido ganador del 23J ha considerado el viaje como una auténtica provocación. Y lo es. ¿Por qué sin previo aviso abandona La Mareta y se larga hasta el Atlas? El columnista cree que por tres motivos. El primero, seguir halagando al régimen de Rabat, que le debe tener cogido por sálvese la parte. El segundo, para demostrar a los españoles que está al mando de la nave, y el tercero, que tiene toda la intención de seguir en Moncloa. Punto.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario.
Domingo 6 de agosto 2023.