La igualdad entre hombres y mujeres es una condición indispensable para acabar con el hambre y la pobreza en el mundo.
La discriminación de la mujer es patente en el acceso a la igualdad de oportunidades de desarrollo personal y comunitario.
En 2015, Manos Unidas aprobó 85 proyectos, por valor de 5,28 millones de euros, destinados, exclusivamente, a la promoción de la mujer.
El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer; Manos Unidas aprovecha esta jornada para denunciar que la feminización de la pobreza, de la desigualdad y de la exclusión, sigue siendo una constante en el mundo.
Manos Unidas manifiesta que los problemas relacionados con la salud, la atención médica y sanitaria, la educación, la formación profesional, la legislación vigente, las costumbres, la violencia, los conflicto armados etc., así como la participación activa de la mujer en la vida social y en la actividad económica, son graves cuestiones que exigen un diálogo riguroso por parte de todos los implicados, para poder encontrar soluciones eficaces, estables y duraderas.
Conscientes de ello, Manos Unidas incorpora la perspectiva de género de manera transversal en sus proyectos. Además, trabaja para denunciar y dar a conocer a la sociedad las situaciones de desigualdad e injusticia que, por motivo de sexo, se producen en los países donde apoya proyectos y se esfuerza por aportar soluciones para erradicar estas injusticias. Además, la ONGD (Organización No Gubernamental para el Desarrollo) incluye de manera explícita, en todas sus actividades de educación formal, no formal e informal, aquellos valores y criterios que fomenten la justicia y la igualdad entre hombres y mujeres.
Grandes avances y mucho por andar
A lo largo de más de medio siglo de trabajo, Manos Unidas ha sido testigo de los enormes avances que se han producido en cuestiones de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. La mujer es, hoy, objeto de mayor protección legal y goza de más garantías jurídicas que nunca. Gracias al esfuerzo de gobiernos e instituciones, y con el papel indispensable de la sociedad civil en el reconocimiento de la dignidad de las mujeres, sus derechos y sus responsabilidades, se han alcanzado grandes mejoras en la instrucción de las niñas y en la promoción de las mujeres, factores fundamentales para desarraigar la pobreza y promover el desarrollo.
A pesar de ello, el camino por recorrer todavía es largo. La mujer sigue siendo víctima de la desigualdad y, como consecuencia de ello, de la pobreza, el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, el tráfico y la deportación para la explotación sexual, el desempleo y el trabajo esclavo, la discriminación, la exclusión de la vida pública y del ejercicio del poder. La discriminación de la mujer es patente en el acceso a la igualdad de oportunidades de desarrollo personal y comunitario. Esta discriminación lleva a la mujer a ser olvidada, marginada e, incluso, sometida a esclavitud.
Confianza en el esfuerzo
En los países en los que trabaja Manos Unidas, las mujeres son protagonistas de numerosas iniciativas de desarrollo personal, familiar y comunitario, aunque su labor pases tantas veces desapercibida o no sea reconocida. El esfuerzo de la mujer es en la mayoría de las ocasiones invisible. “Sin embargo, organizadas en asociaciones y cooperativas, en el ámbito agrario, educativo, sanitario, económico y cultural, entre otros, las mujeres son agentes fundamentales de desarrollo, de creación de renta familiar y de beneficios sociales”, asegura Mª José Hernando, técnico del departamento de Estudios y Documentación de la ONGD.
“Conscientes del rol indiscutible que las mujeres juegan en todo el proceso de desarrollo, en el año 2015 Manos Unidas ha aprobado 85 proyectos dedicados exclusivamente a la promoción de la mujer, por importe de 5.284.691 euros. La mayoría de estas iniciativas se desarrollan en el sector educativo y de promoción social”, informan.
Ejemplo de superación en Marruecos
KAWTAR BWIDAN es todo un ejemplo de cómo organizadas en asociaciones y cooperativas, y con la capacitación y la formación adecuadas, las mujeres se convierten en los mejores agentes para llevar el desarrollo a sus pueblos y comunidades.
A sus 26 años, Kawtar es secretaria de la Asociación SAFAE, que, entre otros, recibe apoyo de Manos Unidas para la producción y comercialización de plantas aromáticas y medicinales autóctonas de la zona rural de Tetuán, donde se localiza el proyecto. Como tantas otras mujeres de la comunidad de Jazan Laou, Kawtar tuvo que abandonar la escuela en 6º de Primaria. La pobreza y la primacía del hombre sobre la mujer fueron las causas que le obligaron, muy a su pesar, a cambiar los lápices y cuadernos, por aperos de labranza, escobas y cacerolas…
Mujer y miembro de una familia de 11 hermanos, Kawtar siempre tuvo claro que, de existir una oportunidad para formarse en su familia, ésta nunca iba a ser para ella. Porque “a pesar de que el gobierno marroquí ha preconizado ciertos avances en favor de la mujer, éstos tardan en llegar y más todavía si se trata de mujer rural, pobre y analfabeta», explica la hermana Mari Carmen Sánchez, hija de la Caridad en Marruecos.
En Marruecos y en otros muchos países, Manos Unidas apuesta por formar y motivar a las mujeres para que lleven a cabo actividades productivas en lugares en los que las costumbres culturales y religiosas fuertemente arraigadas privan a la mujer de autonomía y autoestima.
En el año 2013 Kawtar Bwidan se unió al proyecto de “APOYO A LA EDUCACIÓN PRIMARIA Y LA CAPACITACIÓN Y PROMOCIÓN DE LA MUJER RURAL“ con el que colabora Manos Unidas a petición de sus socios locales, la asociación AMED. Allí conoció y trató con otras muchas mujeres en sus mismas circunstancias. Y allí se forjó su deseo de ayudar a las mujeres de su asociación y de su comunidad. El pasado mes de septiembre se presentó a unas elecciones en las que los marroquíes eligieron a sus representantes para ocupar 30.000 concejalías y casi 700 escaños regionales. Kawtar fue una de las elegidas.
“El trabajo en el grupo y en la asociación SAFAE me ha empujado a participar en las últimas elecciones de mi comunidad y he podido ganar un escaño en la comuna rural Al Oued. Así puedo representar a la mujer de nuestra zona y defender los derechos de las mujeres y ayudarles en todo lo que pueda. Creo que la mujer tiene más que ofrecer que el hombre en política”, comenta esta mujer que ha visto como el proyecto de plantas aromáticas y medicinales en el que trabaja ha cambiado su vida. “Gracias a esto nos consideramos independientes”.
Jessica del Olmo, técnico del departamento de África de Manos Unidas, recién llegada de Marruecos, asegura que “los resultados intangibles del proyecto, como la mayor autoestima o la posibilidad de acceder a espacios antes “vedados” para las mujeres, son una prueba más de que se está trabajando bien, y de que la ayuda al desarrollo funciona”. “Proyectos como este demuestran que las mujeres, con la creación de las capacidades necesarias, toman la iniciativa, exponen sus necesidades y buscan oportunidades y soluciones”, explica. “Las mujeres están felices, tienen un espacio de encuentro con el resto de mujeres y a través de la asociación luchan por alcanzar sus intereses”.