En su encuentro con la comunidad católica en Rakovski, Francisco rechazó la «cultura del adjetivo», que se centra en las etiquetas, y pidió una «Iglesia de puertas abiertas». Por la mañana dio la Primera Comunión a 245 niños.
El Papa remarcó este lunes que para amar a los demás no hace falta pedirles «el curriculum» y que toda persona es hija de Dios, independientemente de su etnia o confesión religiosa. Fue durante el encuentro con la comunidad católica en la iglesia del Arcángel San Miguel en la localidad de Rakovski, un pequeño pueblo de mayoría católica donde viven cerca un tercio de los 68.000 católicos presentes en Bulgaria.
Ante varios centenares de personas, el Papa recordó que esta mañana visitó el centro de refugiados de Vrazhedebna, donde pudo encontrar a personas «que buscan un contexto de vida mejor».
«Allí me dijeron que el corazón del centro nace de la conciencia de que toda persona es hija de Dios, independientemente de su etnia o confesión religiosa. Para amar a alguien no hay necesidad de exigir o pedirle un curriculum vitae», subrayó Francisco.
Explicó que los voluntarios de Cáritas que acuden a ayudar a este centro son muchos cristianos que aprendieron a ver con los mismos ojos del Señor, que no se detiene en adjetivos. El Pontífice criticó la que llamó la «cultura del adjetivo», el poner etiquetas a las personas. Y también denunció que se caiga en contar chismes de los demás.
Iglesia de puertas abiertas
El Papa abogó también por una «Iglesia de puertas abiertas» y dijo que nunca puede cerrar sus puertas con llave, pues la «llave tiene que estar siempre fuera».
«No os canséis de ser una Iglesia que siga engendrando, en medio de las contradicciones, dolores, pobrezas, a los hijos que esta tierra necesita hoy en los inicios del siglo XXI, teniendo un oído en el Evangelio y el otro en el corazón de vuestro pueblo», les animó.
El Santo Padre reiteró además a las parejas un consejo que, reconoció, es una de sus máximas: «Nunca ir a la cama enfadados, ni siquiera una noche» porque, agregó, la «guerra fría del día después es peor».
Primera Comunión a 245 niños
Con este acto terminó la visita del Papa a Rakovski. Por la mañana, había dado la Primera Comunión a 245 niños procedentes de todo el país. A la Misa que celebró en la iglesia del Sagrado Corazón de este pequeño pueblo búlgaro de 17.000 personas asistieron cerca 10.000 fieles llegados de varias partes del país. Dado el pequeño tamaño del templo, la mayoría tuvo que seguir la ceremonia a través de las pantallas instaladas fuera del templo.
Dentro de la pequeña iglesia solo estaban los catequistas y los niños y niñas, de entre 8 y 9 años, vestidos con sus túnicas iguales y las pequeñas con flores blancas en el pelo. El Santo Padre les dio la comunión uno a uno.
Con este gesto, el Papa argentino llevó su cercanía a la pequeña comunidad católica del país, de cerca de 68.000 personas, y que representa menos del 1 % de la población búlgara.
«Vosotros, queridos niños y niñas, habéis venido aquí de todas partes de esta ‘Tierra de las rosas’ para participar en una fiesta maravillosa, que estoy seguro no olvidaréis nunca: vuestro primer encuentro con Jesús en el sacramento de la Eucaristía», les dijo a los niños.
Los instó a «rezar siempre con el entusiasmo y la alegría que tenéis hoy», y recordó que «este es el sacramento de la Primera Comunión, y no de la última».
EFE
(Foto: CNS)