Se podrá tener la idea sobre el país vecino que cada cual tenga para bien. Marruecos, en cualquier caso, no es un asunto baladí para España y sus intereses. No es algo estrictamente de ahora. Estudiado el asunto desde que España ejerció el protectorado y su posterior independencia hasta constituirse en reino, Marruecos forma parte de la política doméstica española. Voy a ceñirme a un corolario específico a propósito de la última gira del presidente Sánchez al reino alauita.
Que nadie se llame a engaño. Marruecos, país del tercer mundo, cuenta con una clase dirigente de primer orden, formados en Europa, Inglaterra y Estados Unidos; unos Servicios de Información e Inteligencia de los mejores del mundo y una estrategia diplomática práctica y sumamente audaz. Estudian al enemigo hasta en sus mínimos detalles y obran en consecuencia. La Marcha Verde fue orquestada, con el apoyo de EEUU, no olvidarlo, cuando Franco agonizaba y el régimen daba sus últimas bocanadas abriendo España hacia un rumbo incierto y desconocido.
Hasan II despreció a Suárez cuando aquel se puso campanudo, aprovechando su amistad con el Rey Juan Carlos. A partir de ahí, todos los presidentes de Gobierno españoles se inclinaron ante el sátrapa, si exceptuamos a Aznar, justo es recordarlo, y también conocemos lo que finalmente ocurrió. Nadie en actitud tan abyecta como el actual jefe del Gobierno español. Si algo conoce Rabat de la España actual es que anda a la deriva y que a su presidente le queda poco en Moncloa. Lógicamente, aprovecha esa deriva para sacar tajada, amén de la información confidencial y presuntamente escandalosa obtenida por cualquier medio.
El nuevo desplante de Mohamed VI a Sánchez –el presidente español que se atrevió a regalarle el Sáhara, no hay que olvidarlo- nos lleva a una conclusión: está amortizado. Es imposible entender el desplante de otra forma.
GRACIANO PALOMO
Publicado por okdiario
Domingo 5 de febrero 2023