Mientras la Iglesia en Madrid se prepara para la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, los miembros de Vida Ascendente empiezan a rejuvenecer sus comunidades y reclaman más presencia masculina.
24 de Julio 2025.- «Participaremos en la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores y hemos hecho difusión a través de los grupos de Vida Ascendente», nos cuenta Ascensión Berrío, su presidenta en Madrid. Está jubilada del trabajo, pero no de los nuevos tiempos, y se maneja de maravilla con el móvil, por lo que ha movilizado por WhatsApp a los animadores de estas comunidades —normalmente los más jóvenes y alfabetizados digitalmente de cada una— para enviar un contingente importante a la Misa que presidirá en la catedral de la Almudena el obispo auxiliar José Antonio Álvarez. La jornada tiene como lema Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza, una cita del Eclesiástico propuesta por León XIV y que enmarca la cita el en Jubileo de 2025. La fecha elegida, el 27 de julio, se debe a que es el domingo posterior a la festividad de san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen y, por tanto, abuelos de Jesús.

Berrío nos confía que, desde que Vida Ascendente se insertó en la Delegación de Pastoral con Mayores de la archidiócesis de Madrid —un organismo que se relanzó en febrero y que engloba también a Cáritas, CONFER y las delegaciones de Pastoral de la Salud y Familia y Vida— ha habido logros palpables. «Algunos animadores tienen 60 años y estamos tratando de bajar la edad». Otros ni siquiera llegan a esa cifra, como Diego Rendo, de 56 años, prejubilado y animador de una comunidad, pero quien nos niega sentirse mayor. En parte porque es el miembro más joven de toda España. Vive en Pinto pero acude todas las semanas a las reuniones en la parroquia Virgen de la Paloma porque era la iglesia de su abuela —otra vez más los mayores como transmisores de la fe—, quien se empeñó en que se confirmara.
«Con mucha gente tengo más de 15 años de diferencia y al principio iba con nervios», nos confiesa este exempleado de banca. No obstante, tras realizar un curso nacional de animadores se convenció de que Vida Ascendente era su lugar. «Me ayuda porque me sirvió para conocer a una mujer de 93 años que hablaba de su pueblo y me llenaba oírla, me recordaba a mi abuela». Esta reconexión con sus raíces es una de las consecuencias de la coexistencia de varias generaciones dentro del grupo, una de las prioridades que se están abordando. La otra, al ser un espacio eminentemente feminizado, es romper con la cerrazón de los varones, por lo que sus compañeras siempre le encargan: «Diego, trae hombres».
«¡Ya os han soltado los nietos!»
Antonio Guedes y su mujer —que vienen de Cuba y cumplieron la semana pasada 50 años de casados— celebrarán la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores en San Juan Bautista, su iglesia de siempre, porque «nos gusta mucho participar a nivel parroquial». Tienen cinco nietos que no pisaron la guardería y pasaron sus primeros años en el parque y una casa llena de juguetes con un felpudo a la puerta que dice: «Bienvenidos los nietos». «Hay amigos que bromean y nos dicen “¡ya os los han soltado!”. Pero es una opción que hemos tomado. Ellos nos rejuvenecen, nos fortalecen y nos transmiten energía y vitalidad», presume este abuelo orgulloso.
De manera absolutamente natural, en esta casa «la oración es un elemento central». Los niños bendicen a diario la mesa y hay «una transmisión de valores familiares y religiosos». Aunque niños y mayores han visto juntos los dibujos animados, «a ellos les gustan más nuestras experiencias de cuando éramos pequeños y piden que les contemos “un cuento de verdad, no uno inventado”».
Carlos Alberto Rivas, coordinador de la Comisión Diocesana de la Pastoral con las Personas Mayores, se apoya en el ejemplo de Guedes para resaltar que los abuelos son los responsables «de esa continuidad que viene desde los apóstoles». «¿Cuántas veces se pregunta a un niño en catequesis y quien le ha enseñado a rezar ha sido la abuela?», se interroga. Un regalo que, a menudo, encuentra como única contraparte «el sufrimiento de tantas personas mayores cuando ven que en esta sociedad no se está transmitiendo lo que han vivido y ni se bautiza a los nietos». Y reivindica que «para la Iglesia son un patrimonio importante en la evangelización».
Finalmente recuerda «que el Papa dijo, a quienes no puedan ir a Roma, que dediquen tiempo a una persona mayor que esté viviendo en soledad y abandono para recibir la indulgencia jubilar».
RODRIGO MORENO QUICIOS