“La concordia fue posible” es el epitafio en la tumba de Adolfo Suárez en la catedral de Avila

Los restos mortales del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez González han sido enterrados junto a los de su esposa, Amparo Illana, en el claustro de la catedral del Salvador de Ávila, bajo el epitafio “La concordia fue posible”, cumpliendo así la voluntad de quien fuera el artífice de la transición española tras 40 años de dictadura franquista.
El acto, celebrado en la más estricta intimidad, se llevó a efecto en el marco de un elocuente y emotivo silencio en presencia de sus familiares y algunas importantes autoridades.
Previamente, después de la llegada del féretro de Madrid, se celebró un funeral en la Catedral de Avila, oficiado por el obispo de Avila Jesús García Burillo y en el cual también participaron el obispo de Segovia Ángel Rubio; el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Ricardo Blázquez; y el cardenal Antonio Cañizares, ex obispo de Ávila, amigo y confesor de Suárez.
García Burillo destacó en su homilía que Suárez “Inauguró un estilo” basado en “el entendimiento”. Recordó el obispo que el primer presidente de la democracia «experimentó el abandono de alguno de sus colaboradores, así como la ingratitud como respuesta a su entrega».
El próximo lunes, 31 de marzo, tendrá lugar un funeral de Estado.
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