Ruben I. Gonzalez
Este verano celebraremos una nueva Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en Río de Janeiro (Brasil) durante los días 23 al 28 de julio. Estos encuentros son una auténtica manifestación de una Iglesia que está viva y que es joven.
En el 2011 tuvimos la oportunidad de ser testigos en Madrid de esta realidad. Desde el 16 al 21 de agosto la capital de España se llenó de casi dos millones de peregrinos, que con su alegría y su hambre y sed de Dios se convertían en un “signo de esperanza” para la Iglesia y para la humanidad. “Arraigados y edificados en Cristo. Firmes en la Fe” (Col 2,7): éste era el lema de la JMJ Madrid 20111. Ahora nos ponemos en camino hacia Brasil para vivir las últimas palabras de Jesús antes de su partida al cielo: "Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mt 28, 19).
El lema de esta Jornada responde perfectamente al tiempo que vivimos en la Iglesia de una Nueva Evangelización. La Iglesia es esencialmente misionera, es decir, enviada por Jesucristo para comunicarlo y compartirlo. Cuando la Fe no se transmite y se convierte en amor, se debilita hasta quedar reducida a la mínima expresión de un sentimiento, una simple ideología o un conjunto de costumbres rutinarias.
Benedicto XVI recuerda a los jóvenes en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro la llamada a la evangelización:
Jesús envió a sus discípulos en misión con este encargo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará” (Mc 16, 15-16). Evangelizar significa llevar a los demás la Buena Nueva de la salvación y esta Buena Nueva es una persona: Jesucristo. Cuando le encuentro, cuando descubro hasta qué punto soy amado por Dios y salvado por él, nace en mí no sólo el deseo, sino la necesidad de darlo a conocer a otros…
El alma de la misión es el Espíritu de amor, que nos empuja a salir de nosotros mismos, para “ir” y evangelizar. Queridos jóvenes, dejaos conducir por la fuerza del amor de Dios, dejad que este amor venza la tendencia a encerrarse en el propio mundo, en los propios problemas, en las propias costumbres. Tened el valor de “salir” de vosotros mismos hacia los demás y guiarlos hasta el encuentro con Dios….
Queridos amigos, nunca olvidéis que el primer acto de amor que podéis hacer hacia el prójimo es el de compartir la fuente de nuestra esperanza: Quien no da a Dios, da muy poco.
El calendario de actividades que se realizarán en Río de Janeiro siguen la línea de Jornadas anteriores: catequesis con los Obispos, festivales, teatro, música, cultura y los dos eventos principales: la Vigilia (sábado 27) y la Eucaristía de clausura y envío (domingo 28).
Para esta ocasión tan importante en la vida de la Iglesia se han elegido varios santos como protectores e intercesores, entre los que destaca la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, Patrona de Brasil. También nos encomendaremos al Beato Juan Pablo II, ya que él fue el inspirador de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Los patronos e intercesores de la JMJ reflejan que nuestra Iglesia, no sólo la formamos los que peregrinamos aquí en la tierra; también todos los hermanos que han partido a la Casa del Padre, especialmente de los santos, que nos animan en nuestro camino hacia Cristo. Es un regalo el poder experimentar cada día la compañía de los cristianos que ya han llegado a la meta y desde el cielo interceden por nosotros. La JMJ es un reflejo de esta universalidad de la Iglesia, que no sólo alcanza los cinco continentes del mundo, sino que se extiende más allá de la muerte, en aquellos que viven con Cristo.
Un dato especial de este Encuentro en Río de Janeiro será la presencia del Papa Francisco, en su primera JMJ desde el comienzo de su Pontificado el pasado 13 de marzo. Llegará a Río de Janeiro el jueves 25 de julio donde será acogido en la playa de Copacabana.
Estamos seguros que desde Río de Janeiro se encenderá todavía más el corazón de los jóvenes, tanto de los cinco millones que se esperan allí, como de los que seguiremos la Jornada Mundial de la Juventud desde nuestras ciudades.