Dicen sus ganapanes que es un genio desteñido. Yo tengo acreditado que cobró una morterada de Luis Bárcenas cuando este corrupto convicto era el responsable de la caja del Partido Popular. Tengo acreditado y editado que se trata de un jesuitón vasco arribista donde el dinero es el santo y seña.

Esos mismos ganapanes a los que presionó cuando era factótum en Moncloa para que liquidaran a los periodistas críticos –entre los que me encontraba–informan (el mismo es su propio jefe de prensa) ahora mismo que la multinacional norteamericana General Dynamics le ha contratado para evitar que la pública Indra, totalmente controlada por Sánchez, compre su filial española Santa Bárbara.
¿Qué significa esto? Que el antiguo jefe del aparato monclovita/sanchista actúe ante el presidente del Gobierno o los edecanes que le sustituyeron a él en esos despachos para favorecer a sus clientes por precio es corrupción pura y dura; aunque hayan pasado los años estipulados en las normas en vigor. Es, además, jugar con ventaja respecto a otros competidores. Y si se juega con ventaja ya hay perversidad.
Siempre he sostenido que Iván Redondo, el que fuera factótum que movió los hilos en la moción de censura que cambió abruptamente los destinos del país contra el que había sido su cliente fundamental hasta entonces (PP), es un bluf profesional. Cierto que adornado con un rictus notable como vendehúmos, pero que carece de la legitimidad ética para tenerle en consideración.
Dinero, dicen, lo ha acumulado orgísticamente; ética, más bien poca. Tiene como clientes algunos de provincias y tengo para mí que los de General Dynamics no saben dónde se meten.
Redondo es uno de los mejores ejemplos de que los inexistentes principios decentes del sanchismo han colocado a España en la más patética de las decadencias.

GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 18.5.2025