La Fundación de la Santa Sede, Ayuda a la Iglesia Necesitada, presenta el próximo viernes, día 19 de diciembre, la mayor campaña en sus 50 años de historia a favor de los cristianos refugiados en Irak.
La toma del control de las principales ciudades de la Llanura de Nínive por parte del Estado Islámico (EI) desde el pasado verano, ha provocado un éxodo de cristianos sin precedentes en el país. Hay ciudades enteras como Mosul donde la presencia cristiana ha desaparecido totalmente. Allí, en la segunda ciudad más grande de Irak, por primera vez desde el siglo III no se celebra la Eucarístía.
En Mosul el número de cristianos antes de la llegada del Estado Islámico era de 25.000 y ahora no queda ninguno. La mayoría han huído al Kurdistán iraquí, el único lugar seguro para ellos. En estos momentos viven 120.000 cristianos en condiciones de refugiados: no tienen casas, se alojan en tiendas de campaña, no hay colegios para sus hijos, no tienen los medios de primera necesidad….
Ayuda a la Iglesia Necesitada es consciente de que este pueblo se encuentra en estos momentos en una gran encrucijada histórica. O se les sostiene con ayuda o todos se irán y desaparecerá la presencia cristiana. Con tal motivo, ha lanzado esta campaña de carácter urgente para evitar que no abandonden su tierra y que la presencia cristiana continúe en este país, de donde salió Abraham para guiar a su pueblo a la Tierra Prometida
Antes del 2003 los cristianos eran 1.6 millones de cristianos, en estos momentos se calcula que no llegan a 300.000. Si no queremos que se vayan, hay que ayudarles a que susbistan.
Viernes 19 Diciembre. 13,15 horas
Sede Ayuda a la Iglesia Necesitada
C/ Ferrer del Río, 14
Intervendrán:
Monseñor Emil Nona
Arzobispo Caldeo de Mosul (Irak)
Javier Menéndez Ros
Director de AIN
El Papa a los cristianos y al pueblo de Iraq
El cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon (Francia) es portador de un mensaje en vídeo del Papa Francisco a los cristianos y al pueblo de Iraq que se proyecta esta tarde en la ciudad de Erbil. El hermanamiento de la diócesis del purpurado con la de Mosul, comenzada el pasado verano, ha dado lugar a numerosas iniciativas en favor de la población iraquí entre las que se cuenta el viaje del cardenal con un grupo de voluntarios a Erbil. Publicamos el texto integral del mensaje del Santo Padre.
»Me gustaría saludar a todos y cada uno de vosotros, junto con el cardenal Philippe Barbarin, que os lleva de nuevo la preocupación y el amor de toda la Iglesia. Yo también, quisiera estar allí, pero ya no que puedo viajar, lo hago así … pero estoy muy cerca de vosotros en estos momentos de prueba. Regresando de mi viaje a Turquía dije: Los cristianos son expulsados de Oriente Medio y sufren . Os doy las gracias por vuestro testimonio; hay tanto sufrimiento en él. ¡Gracias! ¡Muchas gracias!.
Parece que no quieren que allí haya cristianos, pero vosotros dais testimonio de Cristo. Pienso en las llagas, en el dolor de las madres con sus hijos, de los ancianos y de los desplazados, en las heridas de los que son víctimas de cualquier tipo de violencia.
Como recordé en Ankara, suscita una particular preocupación que a causa principalmente de un grupo extremista y fundamentalista, enteras comunidades, especialmente – pero no sólo – los cristianos y los yazidíes, hayan padecido y sufran todavía una violencia inhumana debida a su identidad étnica y religiosa. Cristianos y yazidíes han sido expulsados por la fuerza de sus hogares y han tenido que renunciar a todo para salvar la vida y no renegar de la fe. La violencia se ha cebado también en los edificios sagrados, en los monumentos, en los símbolos religiosos y en los patrimonios culturales, como si quisiera borrar todas las huellas, toda la memoria de los otros.
¡Como líderes religiosos, tenemos la obligación de denunciar todas los violaciones de la dignidad y los derechos humanos!
Hoy me gustaría acercarme a vosotros que soportáis este sufrimiento, estar cerca de vosotros … Y pienso en Santa Teresa del Niño Jesús, que decía que ella y la Iglesia se sentían como una caña: cuando arrecian el viento y la tormenta, la caña se dobla, pero no se rompe. En este momento vosotros sois esa caña, os dobláis por el dolor, pero tenéis fuerza para llevar vuestra fe, que para nosotros es un testimonio. ¡Hoy sois las cañas de Dios. Las cañas que se pliegan bajo este viento feroz, pero que después se enderezarán!
Quiero daros las gracias de nuevo. Pido al Espíritu que hace nuevas todas las cosas, que de a cada uno de vosotros fortaleza y resistencia. Son dones del Espíritu Santo. Y al mismo tiempo pido encarecidamente, como hice en Turquía, mayor convergencia internacional para resolver los conflictos que ensangrientan vuestras tierras de origen, para contrarrestar las otras causas que impulsan a las personas a abandonar su patria y para promover las condiciones para que puedan permanecer o regresar. Espero que regreséis, que podáis regresar.
Queridos hermanos y hermanas, estáis en mi corazón, en mi oración y en los corazones y oraciones de todas las comunidades cristianas a las que pediré que recen especialmente por vosotros el 8 de diciembre, que recen a la Virgen, para que os proteja mantenerse: Ella, que es madre, os proteja.
Hermanos y hermanas, vuestra resistencia es martirio, rocío que fecunda. Por favor, os pido que recéis por mí; que el Señor os bendiga, que la Virgen os proteja. Que Dios omnipotente os bendiga, Padre, Hijo y Espíritu Santo».