El camino hacia el 267º Pontífice pasa por esta institución creada para evitar la prolongación de la Sede vacante. Para la elección del Pontífice se requiere una mayoría cualificada de dos tercios de los votos.
Ciudad del Vaticano, 29 de abril.- Durante unos días, la Capilla Sixtina se abre a la mirada de la historia y se cierra a los ojos del mundo. A partir del próximo 7 de mayo, los cardenales electores están llamados a elegir al Pontífice. El Cónclave, ya inminente, es el 76º de la historia de la Iglesia; el 26º celebrado bajo los auspicios del Juicio Final de Miguel Ángel.
Cum-clave
El término Cónclave, que deriva del latín ‘cum-clave’, designa un espacio reservado en la casa, precisamente ‘cerrado’. En el lenguaje de la Iglesia se utiliza para indicar tanto el lugar cerrado donde tiene lugar la elección del Pontífice como el Colegio de Cardenales llamado a elegir al nuevo Papa.
La elección del Papa
Lo que está a punto de abrirse es el septuagésimo sexto Cónclave estructurado en la forma que hoy conocemos, a partir de lo establecido por Gregorio X en 1274. En el período anterior a esta fecha, se hablaba simplemente de la elección del Pontífice. Durante los primeros 1.200 años aproximadamente de la historia de la Iglesia, el sucesor de Pedro, como Obispo de Roma, era elegido de hecho con la participación de la comunidad local. El clero examinaba a los candidatos propuestos por los fieles y el Papa era elegido por los obispos. Del siglo IV al XI, la elección también estuvo marcada por la cuestión de las influencias externas: emperadores romanos, carolingios y otros intentaron de diversas maneras controlar el proceso de designación del Papa.
Las raíces del Cónclave
A lo largo de los siglos, se han producido cambios que han configurado el entramado del Cónclave hasta nuestros días. El primero en intervenir en este sentido fue el Papa Nicolás II en 1059 con la bula In nomine Domini. Este documento establecía, en particular, que sólo los cardenales podían elegir al Romano Pontífice. Esto fue ratificado definitivamente por la Constitución Licet de vitanda promulgada por Alejandro III en 1179. Introdujo la necesidad de una mayoría de dos tercios de los votos, un elemento importante en la elección del Papa que ha llegado hasta nuestros días.

La elección de 1268
En 1268 tiene lugar un capítulo descrito por muchas fuentes históricas. Dieciocho cardenales se reúnen en el Palacio Papal de Viterbo para elegir al Papa. Es el «Cónclave» más largo de la historia. El Papa es elegido después de dos años y nueve meses. Son momentos difíciles. Durante este largo tiempo, los habitantes de Viterbo, exasperados, deciden encerrar a los cardenales en el Palacio. Se tapian las puertas y se quita el tejado. Gregorio X, archidiácono de Lieja, que se encontraba entonces en Tierra Santa, es finalmente elegido. En 1274 promulgó la Constitución Ubi periculum con la que se estableció oficialmente el Cónclave. Entre otras cosas, establece que debe celebrarse en un lugar «cerrado» por dentro y por fuera.
El primer Cónclave de la historia
Según estas disposiciones, el primer Cónclave de la historia, tras la promulgación de la constitución Ubi periculum, fue el de Arezzo en 1276 con la elección de Inocencio V. En 1621, Gregorio XV introdujo la obligación del voto secreto y escrito. En 1904, Pío X prohibió el pretendido derecho de exclusividad en cualquiera de sus formas. También introdujo la obligación de guardar secreto sobre lo sucedido en el Cónclave, incluso después de la elección, y la regla de conservar la documentación, a disposición sólo del Papa.
Cambios desde el siglo XX hasta hoy
Tras la guerra, Pío XII promulgó en 1945 la Constitución «Vacantis Apostolicae Sedis», que introdujo algunas novedades. En particular, desde el momento en que comienza la Sede vacante, todos los cardenales -incluidos el Secretario de Estado y los Prefectos de las Congregaciones- cesan en sus cargos, con excepción del Camarlengo, el Penitenciario y el Vicario de Roma. Con el Motu Proprio Ingravescentem Aetatem Pablo VI decidió entonces que los cardenales sólo podrían ser electores hasta los 80 años.
Las normas para la elección del Papa
La legislación vigente en la actualidad para la elección del Papa es la Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996 y modificada por Benedicto XVI en 2013. Establece, entre otras cosas, que el Cónclave debe celebrarse en la Capilla Sixtina, definida como la Via Pulchritudinis, el camino de la belleza capaz de guiar la mente y el corazón hacia lo Eterno. El Motu Proprio De Aliquibus Mutationibus in Normis de Electione Romani Pontificis de Benedicto XVI también establece que, después de 34 votaciones en las que no se ha producido ninguna elección, los cardenales deben votar por los dos nombres que hayan recibido más votos en la última votación, manteniendo -incluso en la segunda vuelta- la regla de la mayoría de dos tercios, necesaria para elegir al nuevo pastor de la Iglesia universal.
A la espera del 267º Papa
Son los frescos de Miguel Ángel los que velan por la elección del Romano Pontífice. Un nuevo capítulo de la historia de la Iglesia está a punto de abrirse en la Capilla Sixtina. Hacia esta «Via Pulchritudinis», que permanece cerrada por el Cónclave, se extienden los ojos y las esperanzas del mundo, a la espera de vislumbrar el rostro y conocer el nombre del nuevo Obispo de Roma.
AMEDEO LOMONACO