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Carta desde Jartum de un misionero majariego

noviembre 06
10:08 2013

jartum1

Queridos amigos:

Espero que estéis bien. Como sabéis regresé a Jartum el 21 de diciembre pasado con la intención de renovar mi permiso de residencia y volver a Madrid el 10 de enero para completar mis estudios de Educación y el tratamiento médico. En aquel momento se produjo un cambio de política por parte de la Dirección General para los Asuntos de las Iglesias, que es el órgano gubernativo que tramita los permisos de residencia y visados del personal de la iglesia. Un grupo de 4 misioneros de diversas congregaciones recibimos el rechazo de la renovación del permiso de residencia y la invitación a dejar el país. La razón que argüían era que dado que el éxodo de sureños provocado por la independencia de la República de Sudán del Sur había disminuido enormemente el número de cristianos, la presencia del personal de la iglesia debía también disminuir. Las autoridades eclesiales reaccionaron haciendo ver que el personal de la iglesia ya había disminuido y que era insuficiente para todo el trabajo que se realiza, no sólo a nivel parroquial, sino a través de las escuelas u hospitales donde se sirve tanto a la población cristiana como a la musulmana sin distinción

Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que este cambio de política no venía desde el gobierno como tal, sino que había sido planificado y llevado a cabo por un grupo de poder ideológicamente inspirado por los Hermanos Musulmanes e infiltrado en el Servicio de Inteligencia y Seguridad Nacional. Es una especie de lobby mafioso ante el que ni siquiera los ministros osan oponerse o contradecir.

Es de este grupo desde donde han partido iniciativas como el intento de confiscación de algunas de las escuelas parroquiales que tenemos en las periferias de Omdurman, Jartum y Jartum Bahri, la clausura del Comboni Play Ground, unas instalaciones deportivas situadas en el centro de la ciudad donde practican deporte los estudiantes de nuestras instituciones educativas, los múltiples interrogatorios al personal de la iglesia (Obispo auxiliar, Vicario General actual y precedentes, Rector de nuestro Colegio Universitario, Superior Provincial…) y la presión continua sobre las autoridades para provocar la sustitución de la jerarquía de origen sureño (negro) por una jerarquía norteña…

En septiembre otro grupo de misioneros pasó a la ilegalidad. Somos ya 15. En mi caso rechazaron la petición de renovación por segunda vez. La paradoja es que desde el Ministerio de Educación Superior nos apoyan y nos piden que demos el salto para transformar nuestro Comboni College de Ciencia y Tecnología en una Universidad pues el país lo necesita. El personal de la mencionada Dirección General nos pide que enchufemos a sus hijos y los inscribamos en nuestras escuelas…

Estas dificultades nos han ayudado a unirnos como iglesia y a descubrir que la misión es obra del Señor. Buscamos soluciones y reflexionamos juntos, clero local y religiosos, para discernir la voluntad de Dios en este momento y el significado de estos acontecimientos a la luz de la fe. Como iglesia hemos descubierto estos eventos como una llamada a la conversión que nos ayuda a poner en el centro de nuestras vidas a Aquel que nos ha traído hasta estas tierras. Comboni decía que “las obras de Dios nacen y crecen al pie de la Cruz”. Estas palabras cobran un significado concreto en estos meses.
Personalmente me encuentro muy bien, tanto de salud como de ánimo, a pesar de la incomodidad que provoca la incertidumbre sobre el futuro y la duda sobre la conveniencia de los pasos que debemos dar. Por otro lado, sin un permiso de residencia, no puedo ejercer ninguna labor “oficial” en el Comboni College. En noviembre caducará mi permiso de conducir por lo que también se limitará mi capacidad de movimiento.

Al mismo tiempo la publicación del libro sobre la historia del cristianismo medieval en Sudan, tras 4 años de trabajo, me ha abierto tantas puertas para el diálogo con la cultura local, las instituciones universitarias… El objetivo de este trabajo es devolver ese período de la historia sudanesa a su lugar en el currículum escolar, de dónde había sido suprimido. En los libros escolares, la historia empieza con la llegada de los árabes en el siglo XV como si antes no hubiera habido nada.

Os pedimos que os unáis a nuestras oraciones para encontrar la luz que ayude a esta iglesia sudanesa a atravesar el desierto en este tiempo de prueba. Un fuerte abrazo desde Jartum.

Jorge Naranjo  
Misionero Comboniano de Majadahonda

 

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