Una guerra olvidada y una de las peores crisis humanitarias de los últimos tiempos: ésta es la realidad de Sudán, de nuevo en el foco de atención gracias al nuevo informe publicado por la organización Médicos Sin Fronteras, que denuncia la violencia indiscriminada contra la población durante un conflicto que dura ya 15 meses.
Ciudad del Vaticano, 23 de julio 2024.- Los datos son claros y dejan poco a la imaginación: se trata de una situación de crisis absoluta en Sudán, desde abril de 2023 sumido de nuevo en una guerra civil que enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas y a las Fuerzas de Apoyo Rápido entre sí y a sus partidarios en todo el país. Los hospitales son atacados, los mercados bombardeados y las casas arrasadas, con un total de 24 millones de personas afectadas, la mitad de las cuales son niños.
El informe de Médicos Sin Fronteras sobre la población en guerra
El nuevo dossier de Médicos Sin Fronteras (Msf), titulado «A war on people» (Una guerra contra la población), pone de manifiesto la dramática situación sanitaria del país africano, donde, según los informes, sólo funcionan entre el 20 y el 30% de las instalaciones. Además, una encuesta de la organización reveló que, de 135 mujeres supervivientes de la violencia, el 90% fueron maltratadas de nuevo por personas armadas dentro de los campos de refugiados. El desplazamiento es un problema muy acuciante en el país: se calcula que el último conflicto ha causado unos siete millones de desplazados internos, que se suman a los tres millones que ya estaban sin hogar por conflictos anteriores. A ellos hay que añadir, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones, dependiente de la ONU, dos millones doscientos mil refugiados que han huido a países vecinos, principalmente Sudán del Sur, Chad, Etiopía, Libia, Egipto y la República Centroafricana.
La situación en Darfur
Especialmente preocupante, según Msf, es la situación en Darfur, donde se están produciendo episodios de violencia étnica contra la población: según testimonios recogidos, en el verano del año pasado, en Nyala, milicias armadas saquearon casas, golpearon y mataron a personas pertenecientes a la etnia masalit y a otros grupos étnicos no árabes. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha hecho un llamamiento sobre la situación en la ciudad de El Fasher, capital de Darfur del Norte, donde unas 800.000 personas se encuentran al parecer desamparadas por los continuos combates entre las dos facciones que se disputan el poder. Sigue habiendo pocas esperanzas de resolver el conflicto a corto plazo: los días 11 y 12 de julio se celebraron en Ginebra algunas conversaciones a distancia entre las partes, con la mediación de Naciones Unidas, pero aún no se han conseguido resultados concretos sobre el alto el fuego.
ROBERTA BARBI
